sábado, 8 de mayo de 2010

EL DESPERTADOR: UNA MISIÓN POCO AGRADABLE...


Tengo presente, a aquel hombre que luego de trabajar durante más de 40 años, el primer día en que gozaba de su merecida jubilación decidió como siempre, colocar el despertador a las 4.30 am. Su esposa, que desconocía esta decisión, se sorprendió cuando este amigo nocturno, comenzó a dar su voz de alarma a la hora indicada.

Ella sorprendida y desconcertada, no cesaba de preguntarse entre sueños, si era o no el primer día de jubilación de su esposo, y no sabía si soñaba o estaba despierta.De pronto, como habitualmente, él se levantó. Ella en estos años había sido testigo, de los distintos sonidos: campanas, silbatos, la voz de un informativista que aparecía en el silencio nocturno de la habitación, unos sonando cada 5 minutos, otros iban creciendo en su intensidad, en fin... podía escribir la evolución histórica de estos útiles instrumentos.

La decisión de su esposo, no tenía grandes variantes, se levantó como siempre, pero el despertador, hoy estaba en sus manos, y esto la intrigó, por lo que decidió levantarse, todo parecía ser muy importante. Tomo en dirección de la puerta de calle, la abrió, lo colocó en el piso, y para sorpresa de su señora le pegó un puntapié, que el mejor futbolista vería con admiración.

Amigo animo...Vamos arriba, son las 5, es hora de levantarse...Mute para los despertadores...